La estrategia de vacunación en México ha dado un giro radical, no sé si por estrategia científica (ya se acordó el subsecretario que es Epidemiólogo y que él sabe cuáles son las mejores tácticas a seguir y tomar en cuenta para la vacunación); por estrategia política (no quieren ser acusados o condenados una vez terminando el sexenio, por las omisiones y mal manejo de la pandemia en el país); o por estrategia electoral (ya se visualizan y se esperan descalabros electorales en algunos estados considerados “amarrados” para el partido que hoy gobierna la federación).
Por cualquier motivo de los antes mencionados o por otros no considerados, esta semana se inició la vacunación masiva en la megalópolis compuesta por los estados de Puebla, Hidalgo, México, Morelos, Querétaro, Tlaxcala y la CDMX y que es la zona donde se concentra más del 30% del total de la población del país, se distribuyeron un total de tres millones de dosis para ser aplicadas entre la población adulta mayor, sin duda un acierto desde el punto de vista preventivo y de salud pública, pues teniendo una zona tan densamente poblada como la zona centro de México la transmisión de la pandemia ha sido fatal generando decesos lamentables y un número altísimo de contagios que han colapsado el
sistema hospitalario tanto público como privado, generando con ello deficiente y mala atención que vuelve a sumar a los lamentables decesos.
La táctica del gobierno cambió y pasamos del “primero los pobres”, en la cual estoy de acuerdo para ciertas cuestiones más no para este caso, al “primero la megalópolis” asumiendo que las zonas con mayor densidad poblacional tiene también la mayor transmisibilidad del virus, aquí la justicia social debió ser concebida siempre desde la perspectiva del impacto en la salud pública y no por cuestiones de pobreza o marginación, donde sin duda es prioritaria la atención de la comunidad, pero con enfoques de sanidad y no con enfoques preventivos de una pandemia en la que se ha detectado que la forma de transmisión es por la conglomeración poblacional.
Estamos convencidos de que la táctica que se inició esta semana, era la que debió ser desde el inicio de la estrategia. Si el manejo fue político, electoral o cualquier otro, no funcionó como el gobierno esperaba y ahora las consecuencias deberán asumirse. Esperemos pronto tener los resultados esperados de manera positiva y que la transmisión de la enfermedad se comience a reducir en la megalópolis.