La resistencia microbiana a los antibióticos,

un asunto de TODOS.

En estos días ha vuelto a la agenda politica, pública y médica, el tema de la resistencia microbiana a los antibióticos.

El asunto ha persistido en el tiempo durante al menos una década, cuando se proyectaron perspectivas al año 2050 con un panorama poco alentador y apocalíptico, pues se hablaba que para ese tiempo no habría un medicamento eficaz que nos ayude a mitigar o eliminar un simple resfriado o bien un cuadro diarreico agudo, estaremos pues volviendo a la época pre antibiótica, que desatará muchísimas muertes entre la población mundial.

Por diversas situaciones, hoy en día como población estamos muy expuestos al consumo indiscriminado de antibióticos, no solo como una forma de mitigar alguna enfermedad (prescripción médica), sino también por malas regulaciones sanitarias en los campos de la ganadería, agricultura y acuacultura, estamos consumiendo en nuestros alimentos  (carnes, vegetales, lácteos y derivados, etc.) un alto contenido de antibióticos, pues es una forma en que este tipo de  industrias hacen frente a enfermedades en animales y plantas y al mismo tiempo ganan que su economía empresarial se vea mermada o afectada lo menos posible.

Y aunque contamos con normatividad a nivel hospitalario y comunitario para la dispensación y prescripción de fármacos antibióticos, vigente desde el 2009 en nuestro país, la verdad es que son “letra muerta”, puesto que en hospitales los mismos profesionales de salud tienden a no seguir estas recomendaciones para no batallar en encontrar o restablecer el estado de “bienestar” de sus pacientes.

Así mismo, en el medio comunitario se tiende a ejercer cierta presión sobre los profesionales de la salud, ya que para “aliviar” algún síntoma o enfermedad infecciosa, se pide que sea lo más rápido posible no importando que se prescriba el antibiótico “más fuerte” con el que se cuente en ese momento, de no hacerlo se le hace mala propaganda al clínico como un mal profesionista.

Este panorama poco alentador ha vuelto al debate público y creo que debemos enfocarlo y enfatizarlo a manera de crear conciencia en todos nosotros, desde la parte médica, que prescribe hasta la parte social, que los consume y administra para recuperar su salud.